martes, 28 de diciembre de 2010

Y te vas...

Amaneció de nuevo, y el recuerdo de la madrugada que te acune en mis brazos me atormenta
Y recuerdo cada uno de tus cálidos besos,
y la forma en que te escabulliste entre mis brazos, buscando protección...
Protección que ahora sé que no puedo darte, pero, esa noche si pude...
esa noche que velé tu sueño inquieto, mientras tus fantasmas merodeaban...
y te vas...

Amaneció de nuevo, y el recuerdo de cada una de nuestras salidas frustradas me atormenta...
Haciéndome al dolor que tomaste el vuelo que no quisiera que tomaras...
que el maldito pájaro de acero te alejó de mi vida,
para no pensar que sigues exponiendo tu vida...
y te vas...

Amaneció de nuevo, y el recuerdo de tu aroma se ha perdido,
tu olor en mi cama ha desaparecido,
junto al calor de tus manos en las mías
y la tranquilidad de tus caricias...
y te vas...

Amaneció de nuevo, y lo único que me queda es tu recuerdo,
frío, tímido, sereno, latente en mi monitor,
recordándome que fuiste real,
recordándome que existes,
tratando de algún modo de alimentar la esperanza de este corazón roto,
mientras sigo a la espera que te conectes,
para saber que sigues viva, que tampoco me has olvidado...
atento a tus promesas de volver...
pero, de algún modo te vas...

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