martes, 13 de agosto de 2013

Cabeza fría...

Siempre he creído que una relación se basa en compartir, lo bueno, lo malo, lo feo, lo bonito, las experiencias y las amarguras, las piedras en los zapatos y los golpes en el dedo pequeño del pie. La proliferación de redes sociales obliga a enterarnos de cosas de otras personas que no sabemos, imaginamos o creemos; pero, si esas cosas son de nuestra pareja y se siente mal por que nos enteramos? Que culpa cae en uno si lo que está en la red es público? No me acostumbro a "stalkear" ni revisar la información de nadie (excepto cuando me llega una solicitud de amistad). Últimamente esto se ha convertido en motivo de discordia, lo que me obliga a pensar seriamente en aislarme de las redes sociales por un tiempo, quizás solo sea una solución temporal, hasta encontrar un punto medio entre negociaciones intensas y mucha diplomacia. Comprendo que todos debemos tener un espacio personal, pero cual es el límite? si lo publicamos, deja de ser personal, pero, coarta nuestra libertad de expresión; tener cuentas alternas donde "seleccionamos" con quien compartir es otra opción, pero hasta que punto es adecuado llevar doble y triple vida "virtual". Considero que para llevar una relación sana y cordial con alguien se debe conversar acerca de los límites que estamos dispuestos a franquear, pero dejar puertas (y ventanas) abiertas y después discutir sobre quien entra o sale de ellas resulta en discusiones estériles que minan la relación. Son solo ideas sueltas que voy analizando mientras se enfría mi cabeza, mientras le doy un respiro al alma, un espacio al suspiro... Por tí, por mí, por nosotros...