martes, 7 de mayo de 2013

Y así el Sol me quemó...

Y así pasan los días, intensos, cálidos, frescos y renovados; ¿Cuándo te conocí? Un día de esos que pasabas por ahí, llegaste renovada, fresca, juvenil, impetuosa, decidida… Y así pasaron los días, las semanas… ¿salimos? Varias veces, tantas que todo el mundo imaginó cosas que no eran, cosas que no fueron… Y las semanas se convirtieron en años, y el tiempo se encargó de reencontrarnos, una y otra vez…siempre impetuoso, siempre irreverente…siempre manteniéndonos distantes, cercanos… Y llegó el momento, que el mismo tiempo se cansó de jugar, y nos volvió a reunir, sin dudarlo, agresivo como siempre, y yo, temeroso decidí dejarme llevar, dudando, como siempre, soñando con el Sol, tan lejano, tan radiante, tan caliente… Y así, pasaron los días, las semanas ya, planeando, jugando a quemarme en sus rayos lujuriosos, aguantando las ganas de más, sin poder dominar el dolor, la pasión… ¿Qué cambió? Tu cambiaste, yo cambié, la vida es un constante ir y venir, crecer, reír y llorar, amar y odiar, estar ahí para ti, que estés ahí para mí, a distancia a centímetros, por teléfono o en una pantalla, solo ser… ¿Me seguirás abrigando con tus rayos? Esa duda siempre me atormenta, eres mi seguridad en mi inseguridad, mi fuerza en mi debilidad, mi apoyo cuando me derrumbo… Sé que el Sol no es mío. ¿Quién puede ser dueño del Sol? No hay posibilidad alguna de encerrarlo, de esconderlo, de encadenarlo, solo puedes disfrutarlo, sentirlo y saber que estás vivo… ¿Cuantos capítulos más escribiremos juntos? Es una novela que quiero terminar, contigo a mi lado, después de un largo camino…

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